El zumbido de la mosca en la rama engomada
Para Aris y Sophie la cantora
I de IV
En el inconsciente colectivo del disperso ámbito del idioma español es consabido e indeleble el eufónico retintín del íncipit de Don Quijote (1515): “En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor.” (Crítica, 2001). Y lo mismo sucede con Pedro Páramo (1955): “Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo.” Y con Cien años de soledad (1967): “Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo.” Si la prosa es la poesía que la poesía no es (Pasolini dixit), algo semejante tiene que ser en alemán el íncipit de “La transformación” (1915), el relato más celebérrimo de Franz Kafka (Praga, julio 3 de 1883-junio 3 de 1924), leído y popularizado en los oscuros y subterráneos túneles y luminosos recovecos de la aldea global del español con el título “La metamorfosis”. No obstante, en la lengua de Cervantes cunden hasta la saciedad las mil y una variaciones. Por ejemplo: “Al despertar Gregorio Samsa una mañana, tras un sueño intranquilo, encontróse en su cama convertido en un monstruoso insecto.” (Losada, 1943). “Cuando Gregor Samsa se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto.” (Cátedra, 1985). “Cuando, una mañana, Gregor Samsa se despertó de unos sueños agitados, se encontró en su cama convertido en un monstruoso bicho.” (Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores, 2003). “Una mañana, cuando Gregor Samsa despertó, después de un sueño intranquilo, se encontró en su cama transformado en un monstruoso insecto.” (Navona, 2009). “Una mañana, al despertar de un sueño intranquilo, Gregorio Samsa se encontró en la cama transformado en un insecto monstruoso.” (Libros del Zorro Rojo, 2009). “Una mañana, al despertar de sueños intranquilos, Gregor Samsa se encontró en su cama convertido en un monstruoso bicho.” (Austral, 2010). “Cuando Gregor Samsa se despertó una mañana de unos sueños intranquilos, se encontró en su cama convertido en un monstruoso bicho.” (Cátedra, 2011). “Cuando una mañana Gregor Samsa despertó una mañana de un sueño inquieto, se encontró en la cama convertido en un monstruoso insecto.” (Astiberri, 2011). “Cuando Gregor Samsa una mañana despertó de sueños inquietos, se encontró en su cama transformado en un bicho monstruoso.” (Atalanta, 2016). “Cuando una mañana se despertó de un sueño agitado, Gregor Samsa se encontró en su cama transformado en un espantoso insecto.” (Alma Clásicos Ilustrados, 2018).Alma Clásicos Ilustrados (Barcelona, 2018) |
Por ejemplo, las ediciones críticas y anotadas de Cátedra (2011) y GG/CL (2003), cuya principal prerrogativa es ser los más fiel a las fuentes originales en alemán, argumentan que el título más certero (ideado por Kafka) para “La metamorfosis” es “La transformación”. Y por lo que se observa en las páginas interiores se ve que Kafka dividió tal relato en tres partes (figuran numeradas con romanos). No obstante, en el libro publicado por Editorial Alma se prescindió de tal división, que no es gratuita, puesto que el término de las dos primeras partes está signado por la violencia con que el padre acosa y ataca a su hijo Gregor Samsa (el monstruoso “escarabajo pelotero”) para recluirlo en su carcelaria recámara (paulatinamente convertida en una mugrosa y pestilente pocilga y en un polvoriento cuartucho repleto de tiliches y trebejos en desuso).
Vale apuntar, entonces, que la primera parte concluye cuando el padre, que ha hostigado a Gregor tronando bufidos (o silbidos) y blandiendo hacia él “un grueso periódico” y el bastón del “jefe de personal” (quien huyó despavorido del departamento dejando su abrigo, su sombrero y el bastón), le da un fuerte golpe que lo introduce “hasta el medio del cuarto”, donde queda herido e inconsciente. Es decir, según se lee en la página 28: el lento y torpe “Gregor, sin reparar en medios, se comprimió en el marco de la puerta [una hoja estaba abierta y la otra cerrada]. Se levantó de medio cuerpo. Quedó cruzado en el umbral, con el costado totalmente comprimido. En la pintura de la puerta se formaron unas manchas repugnantes. Se quedó allí atrancado, sin posibilidades de efectuar ningún movimiento. Las patitas de uno de los lados oscilaban en el aire y las del otro estaban penosamente apretujadas contra el suelo... En esa postura el padre le propinó un golpe contundente y liberador, que lo impulsó hasta el medio del cuarto, sangrando abundantemente. Después cerró la puerta con el bastón y todo pareció tornar a la calma.”
Ilustración de Santiago Caruso (detalle, p. 26-27) |
Ese dramático noqueo que corresponde al fin de la segunda parte del relato se lee así en la página 52 de Editorial Alama:
“De repente, algo certeramente disparado cayó y rodó junto a él. Era una manzana, a la que no tardó en seguir otra cosa. Se detuvo asustado, sin hacer el menor movimiento. De nada servía seguir huyendo, pues el padre había apelado a aquellos proyectiles. Se había provisto con el contenido del frutero que estaba en el aparador, y disparaba manzana tras manzana, aunque afortunadamente por ahora sin hacer blanco.
“Al fin, una le acertó de lleno. Intentó escapar, como si aquel insoportable dolor pudiese aliviarse al mudar de lugar, pero sintió que le clavaban al lugar en que se encontraba, y cayó allí despatarrado, sin noción ninguna de lo que pasaba a su alrededor.
“Su última mirada le sirvió para ver que se abría bruscamente la puerta de su habitación y aparecía su madre en camisón —Grete la había desvestido para hacerla volver en sí—, seguida por la hermana que gritaba, lanzándose hacia el padre y perdiendo en la carrera varias prendas interiores, para después de enredare en éstas caer en los brazos del padre, apretándose fuertemente a él.
“Y con la vista ya desvanecida, sintió por último que la madre, con las manos cruzadas en la nuca del padre, le imploraba que perdonase la vida del hijo.”
Ilustración de Santiago Caruso (p. 53) |
Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores (Barcelona, 1999) |
Y más aún. En la misma página 52 de Editorial Alma, precisamente al inicio del párrafo que corresponde al principio de la tercera parte del relato, se lee: “Aquella dolorosa herida tardó un mes en curar —no se atrevió nadie a quitarle la manzana, quedó incrustada en su cuerpo, como testimonio indudable de los acontecimientos”. Y allí permanece incrustada hasta que unos meses después, ya casi sin alimentarse, se avecina “su último aliento” encerrado bajo llave en su sucio cuartucho repleto de cachivaches y tiliches. “Incluso [los tres inquilinos] habían trasladado al piso parte de su mobiliario, lo que convertía innecesarias muchas cosas, imposibles de vender, pero que no se querían tirar. Y todo esto iba a dar al cuarto de Gregor, y también ceniceros y el cajón de la basura. Todo aquello que momentáneamente parecía no tener ninguna utilidad, sin vacilar demasiado, la asistenta [vieja] lo tiraba al cuarto de Gregor”; “[...] debido a la suciedad en que vivía, el menor movimiento que hacía levantaba nubes de polvo a su alrededor, e incluso él estaba cubierto de polvo y acarreaba en la espalda y en los costados hilachas, pelusas y restos de comida.” Se lee en las páginas 61 y 63 de Editorial Alma. Y luego en la 73: “Casi no le molestaba ya la manzana podrida que llevaba incrustada en su caparazón y la inflamación rodeada de blanco polvo. Pensaba en los suyos con ternura y emoción. Estaba más decidido que su hermana a su desaparición. Y este estado de serena reflexión y apatía se mantuvo hasta oír dar las tres de la mañana en el reloj de la iglesia. Aún pudo vivir hasta el comienzo del alba, que clareaba tras los cristales. Después, a pesar suyo, su cabeza se hundió del todo y su hocico despidió su último aliento.”
Letras Universales núm. 439
Ediciones Cátedra, 4ª edición
Madrid, 2002
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Ilustración de Santiago Caruso (detalle, p. 68-69) |
Jizachk Löwy |
Además de lo que Klaus Wagenbach bosqueja en su biografía en torno a la mínima y escasa cultura judía de Kafka y al vínculo amistoso de éste y Löwy, compilada en el tomo I de las Obras Completas de Kafka editado en 1999 por GG/CL, en la página 867 del tomo II de éstas se lee una nota sobre esa Compañía de teatro judía: “Una compañía de teatro yídish, de Lemberg, visitó Praga entre el 24 de septiembre de 1911 y el 21 de enero de 1912. Se alojó primero en el hotel Central, en la Hybernergasse, y luego en el café Savoy, en la Ziegenplatz, donde también actuaba. A este segundo lugar acudió Kafka en diversas ocasiones, y allí conoció, además de los actores citados en esta y siguientes entradas, a Jizchak Löwy, con quien trabó una estrecha y larga amistad, origen de la bien conocida influencia del teatro yídish en la obra de Kafka, así como del interés del autor por la lengua y la cultura judías centroeuropeas (véase al respecto el libro de Evelyn Torton Beck, Kafka and the Yiddish Theater. Its Impact on his Work).”
Otra minucia de Kruger, más polémica, se lee en la página 43 en torno a la segunda cocinera de la familia Samsa (la primera, de nombre Ana —con doble ene en Cátedra y en GG/CL—, rogó de rodillas su despido debido a la presencia del enorme y horrorosísimo insecto cautivo en su cuarto): “Tampoco [Grete, la hermana de Gregor,] podía apelar a la sirvienta, pues ésta, una buena mujer que rondaba los sesenta, pese a que había mostrado gran valor después de que se despidiera [sic] su antecesora, había pedido como condición indispensable poder tener siempre cerrada la puerta de la cocina y abrirla solamente cuando fuese requerida.” Aquí el salatarín frijol en la sopa de letras radica en que esa segunda sirvienta no es una anciana sino una muchachita, según se lee en la página 115 del tomo III de GG/CL: “[...] la criada seguro no la habría ayudado, pues aunque esa chiquilla de dieciséis años venía resistiendo valientemente desde que despidieron a la cocinera anterior, había pedido como favor especial que le permitiesen mantener siempre cerrada la puerta de la cocina y abrirla tan solo si oía una llamada concreta.” Mientras que en la página 260 del libro de Cátedra ese pasaje se lee así: “[...] la criada no la hubiera ayudado con toda seguridad, pues aquella chica de unos dieciséis años resistía con verdadero valor desde que despidieron a la cocinera anterior, pero había pedido como favor especial que la dejaran mantener cerrada la puerta de la cocina y abrirla solamente al oír una determinada llamada.”
Gregor Samsa Dibujo del profesor Nabokov |
II de IV
Vale apuntar que en la página 989 del tomo III de GG/CL se bosqueja con vaguedad en torno al divulgado y arraigado título en español “La metamorfosis” —incluso en francés: La Métamorphose (traducción de Alexandre Vialatte, 1928), en italiano: La metamorfosi (traducción de R. Paoli, 1934), e inglés: la británica: Metamorphosis (traducción de Eugene Jolas, 1936) y la norteamericana: The Metamorphosis (traducción de A.L. Lloyd, 1937)—, catalogada, en “la Bibliografía de Maria Luise Caputo y Julius Michael Herz” (ver la ficha bibliográfica en la p. 995 del tomo III), como “la primera traducción universal del cuento de Kafka”. No obstante, se lee, “Lo más curioso e inexplicable del caso es que la primera traducción al inglés del cuento de Kafka, a cargo de [los esposos] Willa y Edwin Muir, se editó, junto con En la colonia penitenciaria, bajo el título The Transformation (1933; no reseñada por Caputo y Herz en su Bibliografía), título que luego desapareció en favor de la voz de origen griego.” Según se apunta allí, con el título “La metamorfosis” el relato de Kafka en alemán, Die Verwandlung, apareció por primera vez en español, en 1925, “en los números 24 y 25 de la Revista de Occidente”, dirigida por José Ortega y Gasset. La traducción fue anónima y se infiere que la pudo hacer el mismo José Ortega y Gasset “o el secretario de redacción, por entonces Fernando Vela, ambos buenos conocedores de la lengua alemana”. La pajarita de papel núm. 1 Editorial Losada (Buenos Aires, 1938) |
Colección Biblioteca Clásica y Contemporánea núm. 118 Editorial Losada, 8ª edición Buenos Aires, dicembre 10 de 1970 |
Antología de la literatura fantástica, p. 224-225 Colección Laberinto núm. 1, Editorial Sudamericana Buenos Aires, diciembre 24 de 1940 |
El libro de bolsillo núm. 4 Alianza Editorial, 18ª edición (Madrid, 1984) |
Biblioteca conmemorativa del 30 aniversario de Alianza Editorial (Madrid, noviembre 15 de 1996) |
Por ende, el consabido íncipit de la llevada y traída “La metamorfosis” sigue canturreando, desde 1925, a quien quiera oírlo: “Al despertar Gregorio Samsa una mañana, tras un sueño intranquilo, encontróse en su cama convertido en un monstruoso insecto.” Pesadilla que parece cumplir al pie de la letra la especie de declaración de principios literarios del joven Kafka, transcrita de una carta que le envió, en 1904, a su amigo Oskar Pollak, según se lee en la página 19 del susodicho “Álbum”: “[...] Creo que sólo deberían leerse libros que a uno le muerdan y le puncen. Si el libro que leemos no nos despierta con un puñetazo en el cráneo, entonces ¿para qué leemos un libro? [...] Lo que necesitamos son libros que hagan en nosotros el efecto de una desgracia, que nos duelan profundamente, como la muerte de una persona a quien hubiésemos amado más que a nosotros mismos, como si fuésemos arrojados a los bosques, lejos de los hombres, como un suicidio, un libro tiene que ser el hacha para el mar heleado que llevamos dentro.” (Cursivas del reseñista.) (Carta que se puede leer completa, traducida por Adan Kovacsics, en las páginas 30 y 31 del tomo IV de las Obras Completas de Kafka editadas por GG en 2018.)
Galaxia Gutenberg (Barcelona, 2018) |
Pesadillesca narración, sin duda, cuya simiente Klaus Wagenbach refiere entre las página 77 y 78 de su biografía de Kafka editada en 1970 por Alianza, con traducción de Francisco Latorre:
“[...] El motivo de La metamorfosis, el famoso relato de Kafka [escrito en 1912], hélo aquí, expuesto ya cinco años antes:
“[...] Me parece que cuando estoy echado en la cama tengo la forma de un gran coleóptero, de un ciervo volante o de un escarabajo.
Ilustración de Santiago Caruso (detalle, p. 10-11) |
Fragmento transcrito por Wagenbach de “Preparativos para una boda en el campo y otros fragmentos en prosa de las obras póstumas” de Kafka, citado, con la misma traducción de Francisco Latorre, entre las páginas 33 y 35 del susodicho “Álbum”. (Texto originalmente fragmentario e inconcluso, cuyas tres versiones en ciernes se leen, con traducción de Juan José del Solar, en el tomo III de las Obras Completas de Kafka editas por GG/CL.)
La Biblioteca de Babel núm. 6 Ediciones Librería de La Ciudad/Franco Maria Ricci Buenos Aires, diciembre 31 de 1979 |
La Biblioteca de Babel núm. 6 (contraportada) |
III de IV
El libro La metamorfosis y otros relatos, editado en Barcelona por Editorial Alma en la atractiva y vistosa serie Clásicos Ilustrados, no le brinda al lector ningún dato sobre la vida y obra de Franz Kafka (pese al notorio y laudable esmero en el cuidado y diseño de la edición), ni registra las fechas de las primeras ediciones de los tres textos que reúne. Al respecto, fuentes informativas (y eruditas) para el novicio (y para el añejo y subterráneo lector de a pie) pueden ser los susodichos títulos editados por Ediciones Cátedra y Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores. Franz Kafka (c. 1915-1916) |
Portada de la primera edición en formato de libro (“la única edición que el autor corrigió personalmente”) |
Dibujo de Kafka (Nórdica, 2013) |
Al unísono de los matices del desdén, encierro, desamor, abandono y deterioro in crescendo que padece Gregor Samsa en su núcleo familiar tras convertirse en un monstruoso insecto del tamaño de un perro de unos 90 centímetros de la largo (según calcula el profesor Nabokov, op. cit.) —recuérdese que, antes de posarse en la pared o en el techo, se encarama sobre una butaca (o sillón) para observar por la ventana de su cuarto—, cobra relevancia el egocentrismo del padre y la tiranía hacia su hijo, precisamente porque ese es el tema nodal que descuella y trasciende en “La condena” y en la interrumpida “Carta al padre”.
Ilustración de Santiago Caruso (detalle, p. 38-39) |
Para no desgranar todo el carozo de la mazorca, tanto del cuento, como el de la epístola, recuérdese que Georg Bendemann, el joven protagonista de “La condena”, desde hace meses tiene planeado casarse con su prometida Frieda Brandenfeld e invitar a la boda a un amigo y coterráneo suyo que lastimosamente sobrevive a cierta enfermedad y a los malos negocios en San Petersburgo y con cual se cartea. Georg Bendemann lleva el negocio de su padre y aún vive con él en una pequeña casa frente a un río (cuyo modelo es el río Moldava). Ese padre es un vejestorio viudo que al parecer padece cierta debilidad física, cierta amnesia y cierta demencia senil. Cuando Georg va a verlo en la penumbra de su cuarto, su padre se levanta “para recibirlo”. Y “Al aproximarse, se entreabrió su gruesa bata y en amplio vuelo onduló crujiente en torno a él.” Y al ver su íntima corporeidad, Georg se dice así mismo: “Mi padre todavía es un gigante”. Y esto es lo que, curiosamente, también le resulta su padre a Gregor Samsa convertido éste en un monstruoso insecto del tamaño de un perro. Y por ende, se lee en la página 51 de “La metamorfosis”: “Gregor quedó sorprendido de las descomunales proporciones de sus suelas. No obstante, esa actitud no le preocupó excesivamente, pues no ignoraba que, desde el primer día de su nueva existencia, había adoptado frente a él una actitud de extrema severidad. Empezó a correr delante de su progenitor, deteniéndose cuando éste lo hacía y reanudando la huida al menor movimiento de su progenitor.” Vale contrastar, en torno a ese hilarante pasaje de cine mudo que ocurre previo al dramático ataque de manzanas que el padre lanza sobre Gregor Samsa en esquivo e intermitente movimiento, un fragmento de la “Carta al padre” que en Editorial Alma se lee en la página 106; pero el reseñista prefiere la versión que figura en la página 815 del tomo II de GG/CL:
“Los insultos los reforzabas con amenazas, y eso sí lo sufría yo en mis propias carnes. Por ejemplo, me aterrorizaba oírte decir: ‘Te voy a abrir en canal’; sabía muy bien que no iba a suceder nada grave (de pequeño no estaba tan seguro), pero, de acuerdo con la idea que tenía de tu poder, no dudaba de que habrías sido capaz de hacerlo. También sufría terriblemente cuando echabas a correr gritando alrededor de la mesa en persecución de alguno de nosotros [el chiquillo Franz y sus tres hermanas menores que él: Elli, Valli y Ottla], y, aunque obviamente no tenías intención de capturarlo, fingías que sí, hasta que al final mamá, sumándose a la pantomima, nos salvaba la vida.”
Kafka con 10 años y sus hermanas Valli (izquierda) y Elli (centro) |
Las hermanas de Kafka hacia 1898 De izquierda a derecha: Valli, Elli y Ottla |
Kafka a los 5 años |
Ilustración de Santiago Caruso (p. 82) |
“—Como ella se levantó las faldas —empezó a decir el padre—, como ella se levantó las faldas así, la cerda inmunda —y, como remedo, se alzó la camisa tan arriba que podía verse en su muslo la cicatriz de la guerra—, como ella se levantó las faldas así, te entregaste completamente; y para gozar tranquilamente con ella, manchaste la memoria de tu madre, traicionaste al amigo y arrojaste en el lecho a tu padre para que no pudiera moverse.”
Sin buscarlo ni preverlo a través del minúsculo aleph o de una bola de cristal, ese fragmento evoca o remite a un pasaje de la “Carta al padre” donde Kafka traza (y acentúa) la catadura idiosincrásica y misógina de su progenitor (al parecer o sin duda inconsciente arquetipo del padre de Georg Bendemann), recién opuesto a su tentativa de matrimonio con la joven judía Julie Wohryzek y que caló en él: “[...] ¿qué restaba de mí a los treinta y seis años que todavía pudiera ser herido? Aludo a una rápida conversación que se produjo uno de aquellos días intranquilos que sucedieron a la noticia de mi propósito de casarme. Lo que dijiste fue más o menos esto: ‘Probablemente se puso una blusa muy bonita, como saben hacer las judías de Praga, y por supuesto tomaste la resolución de casarte rápidamente con ella. Y cuanto antes, mejor, dentro de una semana, mañana, mejor hoy. No te comprendo. Eres un hombre ya formado, vives en la ciudad y lo mejor que se te ocurre es casarte con la primera mujer que te parece propicia. ¿Acaso no existen otras posibilidades? Si es por temor, yo mismo iré contigo.”
En este sentido, para hacer más comprensible el intríngulis y el lacerante y traumático leitmotiv que incitó la escritura de la “Carta al padre” a los 36 años del autor, se puede transcribir un postrero y revelador pasaje de la biografía de Franz Kafka escrita por Klaus Wagenbach, compilada casi al inicio del tomo I de GG/CL:
Julie Wohryzek |
“En esas circunstancias escribió Kafka la Carta al padre, un documento autobiográfico tan doloroso como opaco, en el que el escritor, indignado por tanto desprecio y opresión, tergiversó en exceso algunos hechos de su vida [Afirmación que se contrapone a lo que se apunta en la página 996 del tomo II de GG/CL: ‘Sea como fuere, esta Carta al padre es, sin duda, el documento autobiográfico más completo, sincero y de mayor recorrido temporal de cuantos documentos legó Kafka a la posteridad.’].
“En diciembre de 1919, Kafka regresa a Praga [de Schelesen, donde escribió la misiva] (sin que la Carta al padre llegara nunca a su destinatario, ni por correo ni en mano), y se queda allí hasta principios de abril del año siguiente.”
El libro de bolsillo núm. 241 Alianza Editorial (Madrid, 1970) |
(Círculo de Lectores, 1988) |
Vale observar que la ausencia iconográfica en el ensayo biográfico de Klaus Wagenbach se cubre con el título de éste: Franz Kafka. Imágenes de su vida, editado por Círculo de Lectores en 1988; que la edición crítica y anotada en los tomos de GG/CL “se basa en la edición crítica de las Obras Completas de Franz Kafka, publicadas por S. Fischer Verlag, Frankfurt am Main”, “a partir de 1982”; y que la traducción de la “Carta al padre” que se lee en el tomo II no es la citada de Feliu Formosa, que en 1974 se publicó en Barcelona con un ensayo y notas de Ricard Torrents (edición reeditada por Lumen en 1996), sino de Joan Parra, quien tal vez sea el autor de las notas que acompañan su traducción (pero quizá no sea así y provengan de la edición alemana); las cuales a veces amplían (o precisan) la información o coinciden con las notas de Ricard Torrents; las cuales a veces son iguales o muy parecidas a las que figuran en la traducción de Kruger editada por Editorial Alma.
IV de IV
Claro está que lector puede leer esas tres versiones de la “Carta al padre” y decidir con cuál se queda. Encrucijada que se suscita ante el dilema de elegir, a priori, entre las mil y una traducciones de las obras de Kafka de nunca acabar. Por ejemplo, en el tomo III de GG/CL se pondera (y profusamente se anota) la traducción que Juan José del Solar hizo de “Josefina la cantante o El pueblo de los ratones”, “la última [narración] de cuantas Kafka escribió” (se dice que enfermo de la laringe, consecuencia de la tuberculosis), entre el 18 de marzo y el 5 de abril de 1924; primero fue “publicada en el diario Prager Presse, 20 de abril de 1924” (en el “Álbum” se dice que era “el número de Pascua de 1924”); y luego incluida con varios cambios en Un artista del hambre. Cuatro historias (Ein Hungerkünstler. Vier Geschichten), libro que “apareció [en Berlín] a finales de agosto de 1924, a los tres meses escasos de la muerte del autor”; que fue (y es) “el último de los libros que Franz Kafka escribió, mandó a un editor y corrigió en vida”. Antología de la literatura fantástica, p. 142-143 Colección Laberinto núm. 1, Editorial Sudamericana Buenos Aires, diciembre 24 de 1940 |
Compactos núm. 61 Editorial Anagrama (Barcelona, 1990) |
Dora Diamant, compañera de Kafka durane el último período de su vida |
“El psicoanálisis hace hincapié en el complejo respecto al padre y son muchos los que encuentran fecundo este concepto. En este caso concreto yo prefiero otro punto de vista, en el que el asunto gira no en torno al inocente padre, sino en torno al judaísmo del padre. La mayoría de los judíos jóvenes que empezaron a escribir en alemán quería dejar el judaísmo atrás, cosa que sus padres aprobaban, aunque vagamente (era esta vaguedad lo que les resultaba vergonzosa). Pero tenían las patas traseras prisioneras aún en el judaísmo de sus padres, mientras que con sus patas delanteras manoteaban si hallar una nueva tierra [cursivas del reseñista]. La desesperación resultante se convirtió en su inspiración.
“Una inspiración tan honorable como otra cualquiera, pero, vista más de cerca, con ciertas peculiaridades desgraciadas. En primer lugar, el producto de su desesperación no podría ser literatura alemana, aunque exteriormente lo pareciera. Su existencia se movía entre tres imposibilidades que se me ocurre llamar lingüísticas. [...] Son las siguientes: la imposibilidad de no escribir, la imposibilidad de escribir alemán y la imposibilidad de escribir otra cosa. Se podría añadir todavía una cuarta, la imposibilidad de escribir (como la desesperación no se podía ver aliviada con la escritura, se revolvía tanto contra la vida como contra la escritura; ésta no es más que un recurso, como lo es para el que está escribiendo su testamento antes de colgarse: un recurso que puede prolongarse toda una vida). Así pues, el resultado fue una literatura imposible bajo todos los puntos de vista, una literatura gitana que había raptado de su cuna al niño alemán y lo había adiestrado a toda prisa, ya que alguien tenía que caminar sobre la cuerda floja. (Aunque ni siquiera era un niño alemán; no era nada. La gente se limitaba a decir que alguien caminaba.)”
Bibliografía
Borges, Jorge Luis, Borges en El Hogar 1935-1958. Iconografía en blanco y negro. Edición anónima. Emecé Editores. Buenos Aires, febrero de 2000. 230 pp.
Borges, Jorge Luis, Obras completas IV. 1975-1988. Contiene: Prólogos con un prólogo de prólogos; Borges oral; Textos cautivos; y Biblioteca personal. Prólogos. Emecé Editores España. Barcelona, 1996. 550 pp.
Borges, Jorge Luis, Obras completas IV. 1975-1988. Contiene: Prólogos con un prólogo de prólogos; Borges oral; Textos cautivos; y Biblioteca personal. Prólogos. Emecé Editores. Buenos Aires, 2005. 592 pp.
Helft, Nicolás, Jorge Luis Borges: bibliografía completa. Prólogo de Noé Jitrik. Supervisión general de Élida Lois. FCE. Buenos Aires, 1997. 290 pp.
Kafka, Franz, Bestiario. Selección, prólogo y notas de Jordi Llovet. Traducciones de Jorge Luis Borges y otros. Compactos núm. 61, Editorial Anagrama. Barcelona, 1990. 158 pp.
Kafka, Franz, Cartas a Felice. Correspondencia de la época del noviazgo (1912-1917). Traducción, notas y cronología de Pablo Sorozábal. Nórdica Libros. Valencia, noviembre de 2013. 832 pp.
Kafka, Franz, Conversación con el Orante. Traducciones del alemán de Jorge Luis Borges y Francisco Zanutigh Núñez. Cuadernos del Aqueronte núm. 1, Editorial Losada. Buenos Aires, agosto de 1990. 96 pp.
Kafka, Franz, El buitre. Selección y prólogo de Jorge Luis Borges. Traducciones del alemán de Jorge Luis Borges y Miguel Ballesteros Acevedo. La Biblioteca de Babel núm. 6, Ediciones Librería de La Ciudad/Franco Maria Ricci. Buenos Aires, diciembre 31 de 1979. 104 pp.
Kafka, Franz, La metamorfosis. Traducciones anónimas. El libro de bolsillo núm. 4, Alianza Editorial. 18ª edición. Madrid, 1984. 144 pp.
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Kafka, Franz, La metamorfosis. Prólogo de Fernando Savater. Incluye: de Franz Kafka: La metamorfosis (traducción anónima) y Carta al padre (traducción de Feliu Formosa); de Nadine Gordimer: Carta de su padre (traducción de Alicia Bleiberg); y Álbum, de Javier Setó y Alberto Manguel. Iconografía en blanco y negro. Biblioteca Conmemorativa del 30 Aniversario de Alianza Editorial, Alianza Editorial. Madrid, noviembre 15 de 1996. 314 pp.
Kafka, Franz, La metamorfosis y otros relatos. Edición, introducción, traducciones y notas de Ángeles Camargo. Iconografía en blanco y negro. Letras Universales núm. 37, Ediciones Cátedra. 9ª edición. Madrid, 2002. 270 pp.
Kafka, Franz, La metamorfosis y otros relatos. Traducción y notas de R. Kruger. Ilustraciones en color de Santiago Caruso. Alma Clásicos Ilustrados, Editorial Alma. Barcelona, 2018. 144 pp.
Kafka, Franz, La transformación y otros relatos. Edición, introducción, traducciones y notas de Ángeles Camargo y Bernd Kretzschmar. Iconografía en blanco y negro. Letras Universales núm. 439, Ediciones Cátedra. 4ª edición. Madrid, 2002. 472 pp.
Kafka, Franz, Obras Completas I. Edición dirigida y presentada por Jordi Llovet. Incluye: Franz Kafka: una biografía, de Klaus Wagenbach (traducción de Joan Parra Contreras). Y de Franz Kafka, con traducción de Miguel Sáenz: El desaparecido (América), El proceso y El castillo. Índices y notas. Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores. Barcelona, 1999. 1088 pp.
Kafka, Franz, Obras Completas II. Edición dirigida y presentada por Jordi Llovet. Incluye: prólogo de Nora Catelli. De Franz Kafka: Diarios (traducción de Andrés Sánchez Pascual), Diarios de viaje y Carta al padre (traducción de Joan Parra Contreras). Notas, índices y Cronología de la vida de Kafka. Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores. Barcelona, 2000. 1054 pp.
Kafka, Franz, Obras Completas III. Edición dirigida, presentada y prologada por Jordi Llovet. Incluye: con traducción de Juan José del Solar: Libros publicados en vida y Textos publicados solo en revistas o periódicos; con traducción de Juan José del Solar, Adan Kovacsics y Joan Parra: Escritos y fragmentos póstumos. Notas, tablas e índices. Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores. Barcelona, 2003. 1230 pp.
Kafka, Franz, Obras Completas IV. Edición dirigida, presentada y prologada por Jordi Llovet. Incluye de Kafka y con traducción de Adan Kovacsics: Cartas 1900-1914; más: Cartas a Kafka (1902-19014); Inscripciones en álbumes y dedicatorias de Kafka (1897-1914) y Dedicatorias a Kafka (1907-1914). Notas, cronología, apéndices e índices. Galaxia Gutenberg. Barcelona, 2018. 1262 pp.
Kafka, Franz, Bestiario. Selección, prólogo y notas de Jordi Llovet. Traducciones de Jorge Luis Borges y otros. Compactos núm. 61, Editorial Anagrama. Barcelona, 1990. 158 pp.
Kafka, Franz, Cartas a Felice. Correspondencia de la época del noviazgo (1912-1917). Traducción, notas y cronología de Pablo Sorozábal. Nórdica Libros. Valencia, noviembre de 2013. 832 pp.
Kafka, Franz, Conversación con el Orante. Traducciones del alemán de Jorge Luis Borges y Francisco Zanutigh Núñez. Cuadernos del Aqueronte núm. 1, Editorial Losada. Buenos Aires, agosto de 1990. 96 pp.
Kafka, Franz, El buitre. Selección y prólogo de Jorge Luis Borges. Traducciones del alemán de Jorge Luis Borges y Miguel Ballesteros Acevedo. La Biblioteca de Babel núm. 6, Ediciones Librería de La Ciudad/Franco Maria Ricci. Buenos Aires, diciembre 31 de 1979. 104 pp.
Kafka, Franz, La metamorfosis. Traducciones anónimas. El libro de bolsillo núm. 4, Alianza Editorial. 18ª edición. Madrid, 1984. 144 pp.
Kafka, Franz, La metamorfosis. Prólogo de Jorge Luis Borges. Traducciones anónimas y de Jorge Luis Borges. Biblioteca Clásica y Contemporánea núm. 118, Editorial Losada. 8ª edición. Buenos Aires, diciembre 10 de 1970. 144 pp.
Kafka, Franz, La metamorfosis. Prólogo de Fernando Savater. Incluye: de Franz Kafka: La metamorfosis (traducción anónima) y Carta al padre (traducción de Feliu Formosa); de Nadine Gordimer: Carta de su padre (traducción de Alicia Bleiberg); y Álbum, de Javier Setó y Alberto Manguel. Iconografía en blanco y negro. Biblioteca Conmemorativa del 30 Aniversario de Alianza Editorial, Alianza Editorial. Madrid, noviembre 15 de 1996. 314 pp.
Kafka, Franz, La metamorfosis y otros relatos. Edición, introducción, traducciones y notas de Ángeles Camargo. Iconografía en blanco y negro. Letras Universales núm. 37, Ediciones Cátedra. 9ª edición. Madrid, 2002. 270 pp.
Kafka, Franz, La metamorfosis y otros relatos. Traducción y notas de R. Kruger. Ilustraciones en color de Santiago Caruso. Alma Clásicos Ilustrados, Editorial Alma. Barcelona, 2018. 144 pp.
Kafka, Franz, La transformación y otros relatos. Edición, introducción, traducciones y notas de Ángeles Camargo y Bernd Kretzschmar. Iconografía en blanco y negro. Letras Universales núm. 439, Ediciones Cátedra. 4ª edición. Madrid, 2002. 472 pp.
Kafka, Franz, Obras Completas I. Edición dirigida y presentada por Jordi Llovet. Incluye: Franz Kafka: una biografía, de Klaus Wagenbach (traducción de Joan Parra Contreras). Y de Franz Kafka, con traducción de Miguel Sáenz: El desaparecido (América), El proceso y El castillo. Índices y notas. Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores. Barcelona, 1999. 1088 pp.
Kafka, Franz, Obras Completas II. Edición dirigida y presentada por Jordi Llovet. Incluye: prólogo de Nora Catelli. De Franz Kafka: Diarios (traducción de Andrés Sánchez Pascual), Diarios de viaje y Carta al padre (traducción de Joan Parra Contreras). Notas, índices y Cronología de la vida de Kafka. Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores. Barcelona, 2000. 1054 pp.
Kafka, Franz, Obras Completas III. Edición dirigida, presentada y prologada por Jordi Llovet. Incluye: con traducción de Juan José del Solar: Libros publicados en vida y Textos publicados solo en revistas o periódicos; con traducción de Juan José del Solar, Adan Kovacsics y Joan Parra: Escritos y fragmentos póstumos. Notas, tablas e índices. Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores. Barcelona, 2003. 1230 pp.
Kafka, Franz, Obras Completas IV. Edición dirigida, presentada y prologada por Jordi Llovet. Incluye de Kafka y con traducción de Adan Kovacsics: Cartas 1900-1914; más: Cartas a Kafka (1902-19014); Inscripciones en álbumes y dedicatorias de Kafka (1897-1914) y Dedicatorias a Kafka (1907-1914). Notas, cronología, apéndices e índices. Galaxia Gutenberg. Barcelona, 2018. 1262 pp.
Kafka, Franz, Obras Completas V. Edición dirigida, presentada y prologada por Jordi Llovet. Traducciones de Carlos Fortea. Incluye de Kafka:
Cartas 1914-1920; Anexos: I. Cartas a Kafka (1914-1920), II. Dedicatorias de Kafka (1914-1920). III. Dedicatorias a Kafka (1914-1920); Notas;
Apéndices: Reseñas biográficas de los
destinatarios de la cartas de Kafka; Cronología
de la vida de Kafka (años 1914-1920); e Índices. Galaxia Gutenberg. Barcelona,
mayo de 2024. 1014 pp.
Nabokov, Vladimir, “Franz Kafka. La metamorfosis”, p. 369-415, en Curso de literatura europea. Introducción de John Updike. Traducción del inglés de Francisco Torres Oliver. Iconografía en blanco y negro (con pésima y deficiente resolución). Colección Maxi, Ediciones B. 2ª edición. Barcelona, diciembre de 2016. 576 pp.
Wagenbach, Klaus, Franz Kafka en testimonios personales y documentos gráficos. Traducción del alemán de Federico Latorre. Iconografía en blanco y negro. El libro del bolsillo núm. 241, Alianza Editorial. Madrid, 1970. 194 pp.
Wagenbach, Klaus, Franz Kafka en testimonios personales y documentos gráficos. Traducción del alemán de Federico Latorre. Iconografía en blanco y negro. El libro del bolsillo núm. 241, Alianza Editorial. Madrid, 1970. 194 pp.
Wagenbach, Klaus, Franz Kafka. Imágenes de su vida. Traducción del alemán de Joan Parra Contreras. Iconografía en blanco y negro. Círculo de Lectores. Barcelona, 1988. 200 pp.