Habrá una vez
El jueves 24 de octubre de 2002, Lourdes Andrade, historiadora de arte e investigadora del
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Lourdes Andrade (1952-2002) |
CENIDIAP del INBA (Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información del Instituto Nacional de Bellas Artes), se encontraba en Chilpancingo invitada por el Instituto de Cultura del Estado de Guerrero a la cuarta Feria del Libro de tal entidad, donde al día siguiente presentaría su libro sobre la obra literaria de Leonora Carrington: Leyendas de la Novia del Viento (Artes de México/CONACULTA, México, noviembre de 2001); pero cerca de las nueve y media de la noche, tras salir de una de las actividades de la feria, mientras caminaba por la banqueta, un auto conducido por un ebrio atropelló a un grupo de personas y ella fue la única que murió en el acto.
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(Artes de México/CONACULTA, México, noviembre de 2001) |
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(Artes de México/CONACULTA, México, agosto de 1997) |
En agosto de 1997, Lourdes Andrade dio a conocer el ensayo Arquitectura vegetal. La casa deshabitada y el fantasma del deseo, título de la serie Libros de la Espiral, colección que exhibe un diseño “libremente inspirado en los libros art decó de los años treinta”, coeditada por la revista Artes de México y el CONACULTA (Consejo Nacional para la Cultura y las Artes). En el meollo de su ensayo, Lourdes Andrade (que llevaba más de 18 años “dedicada al estudio del surrealismo, específicamente, en su relación con México”) desarrolla y amplía lo expuesto en “Dédalo surrealista: Edward James y las construcciones de Xilitla”, ensayo impreso por primera vez en El gallo ilustrado (octubre 18 de 1992), suplemento del periódico El Día, luego reunido en su libro Para la desorientación general. Trece ensayos sobre México y el surrealismo (Editorial Aldus, 1996).
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(Editorial Aldus, México, septiembre de 1996) |
Discípula de José Pierre, “antiguo miembro del grupo bretoniano, quien la inicia en los ‘arcanos’ del surrealismo”, Lourdes Andrade “entre 1992 y 1995 vive con Jean Schuster, quien fuera albacea testamentario de André Breton, lo cual la pone en contacto cotidiano con los ex surrealistas”. Viene a cuento esto por el hecho de que Lourdes Andrade le dedica Arquitectura vegetal. La casa deshabitada y el fantasma del deseo a Jean Schuster; pero además porque la piedra angular de su ensayo, el epicentro, gira en torno al viaje que ella hizo con él a Xilitla (en “noviembre de 1993”), pueblo de la Huasteca potosina, en cuyas inmediaciones el excéntrico y ricachón Edward James (1907-1984), en su finca La Conchita, construyó, entre 1962 y 1984, sus abigarradas, delirantes y ruinosas edificaciones de ascendencia e índole surrealista, conocidas como Las Pozas. De cuya actividad —según una crónica de Xavier Guzmán Urbiola publicada en el número 14 de México en el arte (otoño de 1986), extinta revista editada por el INBA— “llegaron a beneficiarse sesenta y ocho familias, puesto que las cabezas de éstas trabajaban con don Eduardo —decían— en sus construcciones, haciendo muchas formas y figuras”.
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Fuera de los círculos donde comulgan y ofician ciertos demiurgos que dominan el abracadabra de los vericuetos y minucias de la historia del movimiento surrealista, secuelas y vínculos allende las fronteras parisinas, poco o casi nada se sabe o se sabía de las venturas y desventuras de Edward James, de hecho Lourdes Andrade sólo brinda ciertos rasgos, pinceladas y datos diseminados a lo largo de su ensayo que puede enriquecerse con la iconografía y el ensayo de Margaret Hooks que se lee en Edward James y Las Pozas. Un sueño surrealista en la selva mexicana (Turner, 2007) y con la iconografía y el ensayo de Irene Herner que se lee en Edward James y Plutarco Gastélum en Xilitla. El regreso de Robinson (GESLP/CONACULTA/UNAM, 2011); un inglés con montañas de dinero, extravagante, “con algo de minotauro y algo de dandy”, que no fue acólito del grupo de André Breton (1896-1966), pero que sin embargo “publicó dos artículos en Minotaure”, además de convertirse, en los años 30, “en coleccionista y mecenas de René Magritte y Salvador Dalí”; autor de una fantasmal novela: The Gardner who Saw God (1937), que ni siquiera Lourdes Andrade, suma sacerdotisa del surrealismo en México, había podido leer; viajero insaciable que solía instalarse en los hoteles con sus cuadros, “boas, guacamayas”, fetiches y demás chácharas; en cuyas “múltiples y variadas casas que habita (o de las que es propietario) a lo largo de su vida, en Inglaterra, Italia, Francia o California”, además de que casi siempre tienen un horrorosísimo y espeluznante fantasma, suele convertirlas en ruinas antifuncionales:
“Las dificultades de orden práctico lo rebasan [dice Lourdes Andrade]. La plomería, la basura, las instalaciones eléctricas constituyen para él problemas irresolubles. Prefiere abandonar una casa que limpiarla. Por otro lado, se las arregla siempre para dar un toque personal, casi siempre marcado por la extravagancia a los lugares que reside. Hace transformaciones y remodelaciones que en el caso de un inquilino más sensato o convencional, son inimaginables: huellas bordadas en la alfombra por amor, carrizos de yeso sobre una fachada, un sillón en forma de enormes labios diseñado por Dalí.”
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Edward James “soñando al atardecer”
“Fotografía de Michael Schuyt con anotaciones de Edward James” Imagen antologada en la iconografía de Edward James y Las Pozas. Un sueño surrealista en la selva mexicana (Turner, 2007), volumen con iconografía de varios autores y ensayo de Margaret Hooks. |
Y para el caso que nos ocupa, las ruinosas y laberínticas construcciones de su finca contigua a Xilitla, donde Edward James visualiza la onírica simbiosis arquitectura-naturaleza, de ahí el título que Lourdes Andrade eligiera para su libro: Arquitectura vegetal. La casa deshabitada y el fantasma del deseo, que además alude y remite al nombre y a los andamios y arbóreos habitáculos del cuadro Arquitectura vegetal (1962), óleo sobre tela de la española Remedios Varo (1908-1963).
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Arquitectura vegetal (1962) Óleo sobre tela de Remedios Varo
Foto en Remedios Varo. Catálogo razonado (Era, 1994) |
Ilustrado con viñetas de María Sada, Lourdes Andrade divide su ensayo en tres capítulos. En el primero, “Fantasmas en el traspatio del castillo”, para decirlo somera y sintéticamente, la autora, de un modo caprichoso y persuasivo, además de esbozar ciertos detalles y paralelismos entre la personalidad y biografía de Edward James y la personalidad y biografía de varios personajes legendarios: William Beckford (1760-1844) y Leonora Carrington (1917-2011), entre otros, traza la ascendencia y genealogía arquitectónica implícita en las construcciones de Xilitla; es decir, reseña libros e imágenes donde la arquitectura fantástica juega un papel protagónico, como es el caso del libro de 1949 que Aldous Huxley prologó y que reproduce los 16 grabados de prisiones laberínticas y ciclópeas que Giovanni Battista Piranesi concibió en el siglo XVIII dizque “bajo los efectos de una fiebre delirante”; la novelas góticas El castillo de Otranto (1764) de Horace Walpole, Vathek (1782) de William Beckford y El monje (1796) de Matthew Gregory Lewis; la novela neogótica El castillo de Argol (1938) de Julien Gracq; tres cuentos fantásticos, herederos de la antigua tradición gótica, de Leonora Carrington: “Jemima y el lobo”, “Las hermanas” y “Conejos blancos”; algunas pinturas de Leonora Carrington donde los elementos arquitectónicos, el bosque, las simbiosis y los seres fantásticos e híbridos son protagonistas, por ejemplo, Crookhey Hall (1947), Ethiops (1964), Cockrow (1950), Nine, Nine, Nine (1948) y Samain (1951); ciertos dibujos que Woolfgang Paalen publicó, en 1937, en el número 10 de Minotaure; dos pinturas de Remedios Varo: Arquitectura vegetal (1962) y Catedral vegetal (1957); una foto de Kati Horna: Vieja hacienda de Actipan (1950), perteneciente a una serie de haciendas mexicanas; y, desde luego, lo observado por Lourdes Andrade durante su recorrido en las construcciones de Xilitla imaginadas y bocetadas por Edward James.
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Detalle de las construcciones de Las Pozas de Xilitla Foto de Jorge Vértiz en Arquitectura vegetal.
La casa deshabitada y el fantasma del deseo (1997) |
“Fantasmal recuerdo de México”, el segundo capítulo de Arquitectura vegetal, es una digresión que implica vasos comunicantes con el tema central del libro. Como el rótulo lo indica, Lourdes Andrade refiere algunas cuestiones que André Breton plasmó en Souvenir du Mexique, texto escrito en París tras su viaje a México en 1938; tal es el caso de la casona barroca, en ruinas, heredada por un loco e infestada de menesterosos y ex sirvientes ladrones, que el surrealista francés visitó en Guadalajara y en cuyos márgenes vio la bella silueta de “una admirable criatura de 16 ó 17 años, idealmente despeinada, [...] desnuda bajo su vestido blanco de gala hecho jirones”, lo que le permite a Lourdes Andrade, dados los visos brujeriles y arquitectónicos que observa, saltar a la reseña de Aura (1962), la novela corta de Carlos Fuentes, alguna vez demonizada por el ya fallecido Carlos Abascal, entonces secretario del trabajo del gobierno panista de Vicente Fox. Pero el meollo de lo que Lourdes Andrade expone se puede advertir en el pasaje donde apunta: “En un texto de 1930, ‘Habrá una vez’, cuyo título lleva implícito cuanto de paradójico y audaz contiene el planteamiento en él expuesto, Breton vuelve a construir la metáfora arquitectónica con cuyos muros se levanta la esperanza de un mundo que —en una proyección hacia el futuro y no en la nostalgia de un pasado legendario— colme nuestra sed de lo maravilloso.”
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Detalle de las construcciones de Las Pozas de Xilitla Foto de Jorge Vértiz en Arquitectura vegetal.
La casa deshabitada y el fantasma del deseo (1997) |
En “Una estética antiutilitarista”, el tercer y último capítulo de Arquitectura vegetal, Lourdes Andrade hace una apología y celebración de las posibilidades subversivas, libertarias, imaginativas, lúdicas y humorísticas del surrealismo, ya a través de la reseña y cita de ciertos postulados de André Breton, de los collages de Max Ernst; pero sobre todo al referir y ejemplificar ciertos textos de Benjamin Péret, pasando por la ascendencia y el carácter intrínseco de los objetos surrealistas, ejemplificando con la descripción de Bordando su cielo (s/f) de Elisa Breton, Desayuno en piel (1936) de Méret Oppenheim y El genio de la especie (1938) de Woolfgang Paalen. Así, frente al rasgo principal que la investigadora e historiadora de arte observa en el objeto surrealista: antifuncional, “inútil en el plano meramente práctico”, se interroga y concluye ante las construcciones de Xilitla (“materialización del ‘sin-sentido’, ruina prefabricada, laberinto poético”): “¿Qué habría opinado Breton de las construcciones de Edward James? En mi opinión, este singular fenómeno arquitectónico puede considerarse un miembro más —un miembro destacado— de la monstruosa familia a que se alude en este libro.”
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Las construcciones de Xilitla, San Luis Potosí, 1962-1984 Foto sin crédito del fotógrafo en
Para la desorientación general.
Trece ensayos sobre México y el surrealismo (1996) |
El texto sobre las construcciones de Edward James que Lourdes Andrade compiló en su citado libro Para la desorientación general. Trece ensayos sobre México y el surrealismo, está ilustrado con dos fotos a color; una (no se apunta quién la tomó) es una vista en la que se aprecia, en medio de la abundante vegetación, unas escaleras de caracol y unas columnas; la otra fotografía es un retrato sin fecha tomado por Michael Schuyt, en el que Edward James, en medio del bosque, yace recostado sobre la espalda en una especie de lápida de piedra con dos largas velas encendidas en cada costado; está desnudo y unas grandes hojas verdes cubren su sexo; y su cabeza, con cabellos y barbas canosas, descansa sobre sus manos entrelazadas, tal si estuviera en espera del inicio de un rito, quizá erótico y herético, tal vez con algunas dríades que danzan semidesnudas por allí.
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Edward James en Xilitla Foto sin fecha de Michael Schuyt en Para la desorientación general.
Trece ensayos sobre México y el surrealismo (1996) |
En Arquitectura vegetal, además de la imagen en color que figura en la portada: Vista desde las torres de Edward James (1994) —“óleo sobre tela” de María Sada, se dice en la página legal, “fotografiada por Carlos Ysunza”—, en las páginas interiores se exhiben cuatro fotos en blanco y negro tomadas por Jorge Vértiz que sólo permiten advertir ciertos detalles y perspectivas de las construcciones de Las Pozas de Xilitla. Si hubiera sido mucho mejor que el simple mortal se encontrara con una serie fotográfica, el libro hubiera sido más rico y placentero en el diálogo con el lector si hubiera incluido una amplia iconografía relativa a las obras que cita y comenta Lourdes Andrade; es decir, si para un civil no es muy difícil localizar un libro o un catálogo con reproducciones de los cuadros de Remedios Varo y de Leonora Carrington; o ahora a través de la web observar imágenes fotográficas de las Torres Watts que el albañil Simon Rodia empezó a construir en los años 20 en Los Ángeles, California; del Palacio Ideal que el cartero Ferdinand Cheval comenzó a edificar en 1879 en el sur de Francia; de los grabados de Piranesi; de la arquitectura fantástica de Gaudí; del “bosque monstruoso de Bomarzo”; y Desayuno en piel de Méret Oppenheim; de otras obras no es muy fácil, por ejemplo, Vieja hacienda de Actipan, foto de Kati Horna; y los dibujos de Woolfgang Paalen que cita.
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Detalle de las construcciones de Las Pozas de Xilitla Foto de Jorge Vértiz en
Arquitectura vegetal.
La casa deshabitada y el fantasma del deseo (1997) |
Lourdes Andrade, Arquitectura vegetal. La casa deshabitada y el fantasma del deseo. Fotografías en blanco y negro de Jorge Vértiz. Portada y dibujos a tinta de María Sada. Colección Libros de la Espiral núm. 4, Artes de México/CONACULTA. México, agosto de 1997. 84 pp.
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