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jueves, 26 de mayo de 2016

Perdida


La chica alfa en la vida de todos
                                     
I de VII
Gone Girl, la tercera novela de la norteamericana Gillian Flynn (Kansas City, Missouri, febrero 24 de 1971), apareció en inglés, en 2012, publicada en Nueva York por Crown Publishers, y muy pronto se convirtió en un alharaquiento bets seller publicitado y canonizado por The New York Times, lo que derivó en su homónima adaptación al cine (con guión de la narradora, pero realizado con no muy buena fortuna), cuyo estreno, bajo la dirección de David Fincher, ocurrió el 3 de octubre de 2014. Traducida al español por Óscar Palmer con el título de Perdida, Random House en 2013 la editó en Barcelona y en “septiembre de 2014” publicó la “Primera edición en México en formato Debolsillo”, con una “nota final” de Rodrigo Fresán. 
David Fincher, Gillian Flynn y Ben Affleck
  Proyectada en “plan de película televisiva” de mediados de 2012, el tema neurálgico de Perdida es de lo más consabido, recurrente, trillado y trivial: un matrimonio gringo de raza blanca se enfrenta y pelea entre sí porque ella descubre que él la engaña con una joven amante. Lo singular y extraordinario del caso es la urdimbre de la novela; cómo la asombrosa Gillian Flynn, con notable y lúdica inteligencia y mucha malicia e ironía, arma el puntilloso suspense y el desglose de la trama, repleto de engaños al lector, de múltiples anécdotas y entresijos, y abundantes vueltas de tuerca y giros sorpresivos.

Gillian Flynn
  Dividida en tres partes (subdivididas en capítulos), Perdida se desarrolla y sucede en dos vertientes alternas y paralelas. Una corresponde a la voz, a la intimidad, al pensamiento y a la perspectiva de Amy Elliot Dunne y la otra a la voz, a la intimidad, al pensamiento y a la perspectiva de Nick Dunne. El meollo se desencadena el jueves 5 de julio de 2012, cuando en la pequeña y provinciana ciudad de North Carthage, Missouri, Amy Elliot Dunne desaparece del mapa. Ese día se cumple el quinto aniversario de su matrimonio con Nick Dunne. Ella tiene 38 años y él 34 y no han engendrado hijos. Hace menos de dos años llegaron de Nueva York, donde se conocieron el 8 de enero de 2005, se enamoraron y se casaron. Allí, en el 2010, cayeron en el desempleo (él era periodista en una revista de cine donde escribía sobre películas y ella redactora en una revista femenina para adolescentes donde escribía tests de personalidad), y por ello emigraron a North Carthage, donde Nick nació y vivió su infancia y adolescencia, pero sobre todo porque Maureen Dunne, la madre de él, padece un cáncer terminal.

Primera edición en Debolsillo, Random House
México, septiembre de 2014

II de VII
En “Chico pierde chica”, la primera parte de la novela, en lo que concierne a la vertiente que narra la cotidianidad de Nick Dunne, el tiempo avanza hasta el séptimo día de la desaparición de Amy, cuyo matrimonio, repleto de crisis y contradicciones, no era óptimo ni feliz. La policía, encabezada por los detectives Rhonda Boney y Jim Gilpin, inicia las pesquisas y los interrogatorios de lo que a priori parece un secuestro con violencia, que quizá implique el asesinato. Y por ello el escenario del crimen, que es la enorme casa (con apariencia de onerosa McMansión) que los Dunne rentaron junto al río Mississippi, es precintada y tomada por los investigadores y peritos. Nick se refugia en casa de Margo, su hermana melliza a la que llama Go y con quien comparte el manejo de El Bar, negocio montado con 80 mil dólares prestados por Amy, a quien se tiene por niña rica, hija de Marybeth y Rand Elliot, un par de amorosos y viejos psicólogos infantiles que a cuatro manos han escrito, durante más de 25 años, una serie de populares libros para niños sobre La asombrosa Amy, cuyo idealizado y retocado modelo es la Amy de carne y hueso, y con cuyas ganancias fincaron la mal administrada y volátil burbuja de su fortuna (poseen una “restaurada casa construida en 1822” y de regalo de bodas les dieron, a Amy y a Nick, una extravagante “casa marrón en Brooklyn”, “justo frente al puente, con la gran vista de Manhattan en pantalla panorámica”).
   
Margo Dunne, la detective Rhonda Boney, Nick Dunne y Amy Dunne
(Carrie Conn, Kim Dickens, Ben Affleck y Rosamund Pike)
Fotograma de Perdida (2014)
   Dos días después de la desaparición de Amy, en “un salón de baile en desuso” del hotel Days Inn, donde se hospedan los Elliot, se arma el tinglado de la publicitaria campaña “Encontremos a Amy Dunne”, con amplias repercusiones mediáticas en la televisión, en la prensa y en internet, que repuntan cuando Nick Dunne empieza a ser señalado como posible asesino de su esposa (de quien el sexto día de su desaparición se anuncia embarazada), particularmente En directo con Ellen Abbott, un amarillista e incendiario “programa de televisión por cable especializado en mujeres desaparecidas y asesinadas”.
En ese lapso de siete días, Nick, paralelo a la indagación policíaca y a su subrepticio amorío con Andie Hardy —una sensual y jugosa joven de 23 años que es su alumna en su clase de periodismo de revistas en la universidad comunitaria de North Carthage—, sigue las etapas de “la caza del tesoro”, un juego de íntimas y crípticas pistas y sorpresas ocultas que culminan con un regalo escondido que Amy, cada año, dispone para celebrar el aniversario de su matrimonio; pero aunadas a las pistas del juego, él paulatinamente descubre facetas que desconocía de la personalidad de Amy e indicios que lo señalan, ante la policía, como autor de la desaparición y asesinato de su mujer supuestamente embarazada. A ello se añade el hecho de que Amy, el pasado día de San Valentín (el 14 de febrero de 2012), intentó comprar una pistola en el Riverway Mall, un centro comercial abandonado y repleto de drogadictos, desempleados, malhechores y traficantes de droga, porque, según le dijo al posible vendedor, “había alguien que la tenía muy inquieta”.

III de VII
En lo que respecta a la vertiente que a Amy Elliot Dunne le corresponde en “Chico pierde chica”, la primera parte de la obra, se leen páginas del supuesto diario personal de ella (sólo hasta la segunda parte de la novela se sabrá, el décimo día de la desaparición de Amy, que Nick desconocía su existencia y que es un diario matizado, equívoco y mentiroso, inventado para incriminarlo a partir de episodios verdaderos), con entradas que comprenden siete años, que van del “8 de enero de 2005”, el día que Amy y Nick se conocieron en una fiesta de escritores en Brooklyn, hasta el “26 de junio de 2012”, 9 días antes de que se celebre el quinto aniversario de su boda y de que ella desaparezca. Ese día anotó cantarina:
Amy Elliot Dunne iniciando su diario
(Rosamund Pike)
Fotograma de Perdida (2014)
   “¡Estoy embarazada!
“Y entonces, alguien aparte de mí lo supo y me entró el pánico.
“Cuando regresé a casa, tuve dos pensamientos.
“Uno: La semana que viene es nuestro aniversario. Utilizaré las pistas como cartas de amor, las cuales conducirán a Nick hasta una hermosa cuna de madera, una antigüedad. Le convenceré de que debemos estar juntos. Como familia.
“Dos: Ojalá hubiera podido hacerme con esa pistola.
  “[...] 
  “No puedo evitarlo. Nick se casó conmigo cuando era una mujer joven, rica y hermosa; ahora soy una mujer pobre y desempleada que se encuentra más cerca de los cuarenta que de los treinta. He dejado de ser hermosa, ahora soy hermosa para mi edad.
  “[...]
  “No voy a abortar. El bebé cumple hoy seis semanas en mi vientre, tiene el tamaño de una lenteja y está formando ojos, pulmones y orejas.
  “[...]
 “Qué afortunada soy, este es mi marido, este hombre será el padre de mis hijos. Seremos todos tan felices.
  “Pero puede que me equivoque, puede que me equivoque de cabo a rabo. Porque a veces... ¿cuándo veo la manera en que me mira? ¿Aquel dulce muchacho de la playa, el hombre de mis sueños, el padre mi hijo? Lo sorprendo observándome con ojos atentos, los ojos puramente calculadores de un insecto, y pienso: ‘Este hombre podría matarme’.
  “Así que si encuentras esto y estoy muerta, en fin...
  “Lo siento, eso no ha tenido gracia.”

IV de VII
Lo más revelador y trascendente de “Chico conoce chica”, la segunda parte de la novela, es la vertiente que corresponde a Amy Elliot Dunne (que va del día de su desaparición a 40 días después), pues en ella el lector accede a los íntimos códigos y entretelones de su idiosincrasia y funcionamiento mental, al trasfondo de su psicótico, malvado, celoso y vengativo pensamiento, a su perverso y lascivo imaginario, a los resquicios de su obscena e insolente labia de energúmeno rapaz, a su cuestionable inmoralidad delictiva y de baja estofa, y en general a su nauseabunda personalidad megalómana, egocéntrica y competitiva, carente de empatía hacia el otro y por ende se vale de las mentiras, de las puñaladas traperas, de las trampas, del quebrantamiento de las normas, del delito, y del frío y planificado castigo y asesinato para lograr sus propósitos y fines. Ella, asidua lectora de crímenes reales, es la supuesta “chica alfa en la vida de todos”, un modelo de hipocresía y autodeificación a la que siempre le gusta ganar, cueste lo que cueste (utilizando mil y un engaños y triquiñuelas e incluso dañándose físicamente a sí misma), maquillada y camuflada en su facha de guapetona y rubia mosquita muerta que no mata una mosca ni muerde un plátano. Porque ella no desapareció por ningún motivo violento, nadie la secuestró ni tocó, nadie la utilizaba sexualmente, nadie la amenazó de muerte, nadie quería matarla, nadie la embarazó, sino que, por celos y venganza, decidió desaparecer y suicidarse (planeó su ahogo en las aguas del Golfo de México) con el obsesivo y maniático objetivo de “Joder a Nick Dunne”, de castigarlo, de exhibirlo públicamente y judicialmente matarlo, pues el tontorrón de Nick, ante el oprobio y el rechazo social, sería sentenciado a la pena de muerte (“Missouri tiene la pena de muerte”), acusado y juzgado de asesinarla embarazada, sólo por el simple, común y vulgar hecho (que ameritaría el resentido y beligerante pero civilizado divorcio) de que en abril de 2011 descubrió que lo engañaba con una joven a quien de “puta” o “putilla” no la baja. Y aquí vale subrayar y recalcar que su odio y resentimiento no se restringe a Nick Dunne y a Andie Hardy, sino que también desdeña y menosprecia hasta las heces y la saciedad a sus propios padres (quienes ignoran qué tipo de sociópata y hez de la canalla es su hija) y en general a todo lo que camine, se le atraviese, respire o se mueva sobre la faz de la tierra. 
   
Amy Elliot Dunne con su gato Bleecker
(Rosamund Pike)
Fotograma de Perdida (2014)
    Es decir, en el lindero que a Amy le corresponde en la segunda parte de la novela, ella revela que la “Amy Diario” (dizque solidaria con los enfermos padres de Nick, dizque amiga de Noelle Hawthorne, con dizque fobia a la sangre y a las jeringas, quesque víctima de desahogos sexuales de su marido, de supuestos golpes y amenazas de él, quien dizque no quería que se embarazara y de quien supuestamente ignoraba que tenía una amante) es un invento suyo, una máscara —tan falsa como es su presunto embarazo o como “la Chica Cool” que enamoró a Nick Dunne—, una pieza clave del muy elaborado, psicótico y secreto plan para incriminar a su esposo, que ella urdió entre abril de 2011 y el jueves 5 de julio de 2012, el día que desparece. No obstante, no es perfecta y no todo lo planeado sale como ella quiere. Cortándose y tiñendo su cabello y camuflada en un Festiva 1992, el día que desaparece se esconde en una rentada cabaña en las inmediaciones de Ozark, Missouri, diminuta, pero con televisión por cable para seguir las noticias y programas que se ocupan de su telenovelero y escandaloso caso, y donde decide no suicidarse. Allí entabla un vínculo simuladamente amistoso con un par de vecinos, cada uno hospedado en su correspondiente cabaña. Uno es “un hippie a lo Grizzly Adams”, que dice llamarse Jeff y que se dedica a la pesca clandestina; es decir, a pescar los peces de un restaurante que luego vende. Y el otro es una atractiva joven que dice llamarse Greta, con marcas de maltrato machista, a quien en un episodio la engañosa de Amy visita llevándole un tomate que a ella le regaló Dorothy, la recepcionista de las cabañas. Pero lo sintomático de su oculta, hipócrita y mezquina personalidad se manifiesta cuando, dice, “Greta se levanta para ir al baño y yo entro de puntillas en la cocina, abro el refrigerador y escupo en la leche, el jugo de naranja y un recipiente con ensalada de papa, después regreso de puntillas a la cama.” Lo cual recuerda su escatológico comportamiento para engañar y utilizar a Noelle Hawthorne, una joven madre embarazada y con pequeños trillizos —que pregona ser la única amiga de Amy en North Carthage y quien luego revela su supuesto embarazo durante una vigilia pública en un parque—, y todo el desprecio, la desestima y la sorna con que Amy la apostrofa y sobaja (“pequeña idiota”, “las feas siempre aprovechando la ocasión de llamar la atención”) cuando describe el interior de su modesta casa, su condición de embarazada y madre de tres niños y el astuto modo en que, sin que Noelle lo advierta, le roba su orina y que luego Amy lleva con un médico, para dejar constancia y expediente de su supuesto embarazo, dado que dice tenerle fobia a la sangre y a las jeringas. Pero Amy no es la única granuja que infesta el mundanal mundo inmundo. Así que el noveno día de su desaparición, en el momento en que ella limpia la cabaña para marcharse de allí sin dejar huellas que la policía detecte —sospecha que Greta ha descubierto su identidad viendo las noticias y el programa de Ellen Abbott y que Jeff intentó apoderase de la riñonera donde guarda los un poco más de ocho mil dólares que lleva consigo—, éstos, compinchados, se meten en la cabaña y con amenazas y amagos le roban la riñonera y Amy, que no sabe dar golpes, puñetazos y patadas, se queda sin un clavo en el bolsillo y sin saber qué rumbo tomar.
     
Nick Dunne con el cadáver de Amy Elliot Dunne
(Ben Affleck y Rosamund Pike)
Imagen publicitaria de Perdida (2014)
    Luego de pasar la noche temerosa y agazapada en el Festiva, dispuesto “en el extremo más alejado del estacionamiento de un enorme complejo de comida rápida junto a la orilla de río Mississippi”, el décimo día de su desaparición Amy llama por teléfono a Desi Collings, quien vive en Saint Louis, Missouri, y quien fue su primer novio, cuando entre sus 14 y 15 años ella era alumna “en un internado privado de Massachusetts llamado Wickshire Academy” y “Desi Collings era alumno en el internado para chicos equivalente a Wickshire”. Desde entonces es su fiel pretendiente, quien no ha dejado de escribirle cartas, pese a un retorcido episodio de esa lejana época: Amy, para distanciarlo, inventó y lo acusó de que, desnudo, intentó suicidarse en la cama de ella con una sobredosis de pastillas; además de que también le contó otras dos sintomáticas mentiras: que Rand Elliot, su padre, continuamente la violaba en su recámara; y que Jacqueline Collings, la madre de Desi, la había atacado, pero fue la misma Amy quien se arañó el rostro.
   
Desi Collings
(Neil Patrick Harris)
Fotograma de Perdida (2014)
    Desi Collings se reúne con Amy en el bar de “un casino ribereño llamado Horseshoe Alley”, donde ella lo espera con su “peinado Dorothy Hammill” y unos kilos de más, ganados para camuflarse. Ella, que piensa que Desi es “un hombre al que poder usar para lo que sea”, le cuenta su inventada historia de víctima de Nick Dunne y le pide un préstamo para “seguir escondida” y “sobrevivir una temporada”. Pero él, en vez de darle el dinero y dejar que se vaya, la persuade para ocultarla y protegerla e incluso le ofrece marcharse del país, juntos, a donde ella quiera. Así que la convence de que se esconda en su “casa del lago”. Abandonan el Festiva más allá de la “línea estatal de Illinois”, previamente limpiado de objetos comprometedores y de las huellas digitales, y regresan a Missouri en el “Jaguar de colección” de él y se dirigen al lago Hannafan, donde se halla “la exquisita mansión de Desi”, “un palacio suizo a escala norteamericana”. Allí, Amy, además de que ve que Desi no le da una tarjeta bancaria ni el dinero que le pide y necesita, ni las llaves y claves para entrar y salir cuando le dé la gana, observa que la casona no es una improvisación, sino que ha sido fervorosa y meticulosamente diseñada para ella, para la idealizada Amy Elliot de la época del instituto Wickshire. Lo cual recuerda la foto que Nick Dunne descubre, al quinto día de la desaparición de su esposa, en la riquísima “mansión en Ladue” donde Desi vive con su madre Jacqueline Collings: “Detrás de Desi había una larga y encerada mesa de pared sobre la que reposaban varias fotos en marcos de plata. En el centro había una extragrande de Desi y Amy cuando iban al instituto, vestidos de blanco para jugar al tenis, los dos tan absurdamente elegantes, tan glamorosos, que podría haber sido un fotograma de una película de Hitchcock.”
La periodista Sharon Schieber entrevista a Nick Dunne
(Sela Ward y Ben Affleck)
Fotograma de Perdida (2014)
   Entre el décimo y el cuarentavo día de su desaparición, Amy vive allí, en la “casa del lago”, atrapada sin salida. Durante ese tiempo recupera su peso gracias a la frugal dieta que a propósito le brinda Desi. A través de la entrevista en televisión abierta que le hace Sharon Schieber a Nick Dunne y de los videos que éste divulga en el “blog sobre crímenes llamado Quienlohizo” (fingidos con vestuario y parlamentos ex profesos para persuadir a Amy de que él la ama y de que regrese a casa), Amy se convence de que Nick está arrepentido, que le pide perdón y que se ha vuelto a enamorar de ella (intríngulis inverosímil tratándose de la odiosa y maldita hez de la canalla) y por ello se dispone a regresar. Para ello, con el cinismo y el frío cálculo que la caracteriza, planea, incluso dañándose las muñecas y la vagina, el minucioso y escenográfico asesinato de Desi Collings, de tal modo que la policía y la opinión pública la tomen por la pobre, bella y frágil víctima de un secuestro y de continuas vejaciones y violaciones, que abortó sin proponérselo y que mató a Desi en defensa propia.

V de VII
La vertiente alterna que a Nick Dunne le corresponde en “Chico conoce chica”, la segunda parte de la novela, inicia con el séptimo día de la desaparición de Amy Elliot Dunne, cuando él, siguiendo la cuarta y última pista de “la caza del tesoro” (cuyos sitios, además, son lugares en los que Nick tuvo sexo con Andie Hardy), descubre, en el cobertizo de la casa de su hermana Margo, los costosos objetos comprados con las tarjetas de crédito a su nombre (que él no promovió ni adquirió) y varias cajas con películas porno, embrollo que es parte del detallista, envilecido y obseso puzle urdido por su cónyuge para incriminarlo ante la policía. Y concluye a los 33 días de la desaparición de ella, cuando los detectives Rhonda Boney y Jim Gilpin se presentan en su McMansión, junto a Tanner Bolt, el neoyorquino y reputado abogado de Nick, para oficialmente detenerlo por el asesinato de su esposa embarazada, pues hasta entonces le muestran la presunta “arma del crimen” “dentro de una bolsa de pruebas”. Se trata de “un largo y grueso garrote con delicadas estrías para apoyar los dedos”, hallado cerca del río Mississippi y de su casa, al cual le encontraron “rastros de sangre de Amy”, y que es el mango que le faltaba a Judy, una de las tres marionetas antiguas que su cónyuge le dejó de críptico regalo, por su quinto aniversario de bodas, dentro de una rutilante caja oculta en el susodicho cobertizo. Cuyo abstruso significado en clave, adjunto a una carta, Nick desentrañó el séptimo día de la desaparición de Amy, auxiliado por su hermana Go consultando internet y que en resumidas cuentas, quiere decir, le dice: “no querías que quedase embarazada, montaste en cólera y los mataste tanto a ella como al bebé nonato.”
Margo Dunne y el abogado Tanner Bolt
(Carrie Coon y Tyler Perry)
Fotograma de Perdida (2014)



VI de VII
La vertiente que a Nick Dunne le corresponde en “Chico recupera chica (o viceversa)”, la tercera y última parte de la novela, inicia el 14 de agosto de 2012, que es el cuarentavo día de la desaparición de Amy, día que Nick, en espera del juicio, es puesto en libertad bajo fianza, luego de haber pasado 7 días preso, acusado del asesinato de su mujer embarazada. Y es, además, el rimbombante y sonoro día en que Amy regresa a la MacMansión ante la sorpresa y la alharaca de la prensa y de los equipos de televisión apostados en el jardín. Según narra Nick:
“Amy Elliot Dunne, de pie y descalza frente a mi puerta con un fino vestido rosa que se pegaba a ella como si estuviera mojado. Los tobillos marcados por redondeles morados. De una muñeca débil colgaba un pedazo de alambre. Llevaba el pelo corto y abierto por las puntas, como si hubiera sido cortado descuidadamente con unas tijeras romas. Tenía el rostro contusionado, los labios hinchados. Estaba sollozando.
“Cuando tendió los brazos hacia mí, me di cuenta de que tenía la parte central del vestido manchado con sangre seca. Intentó hablar; abrió la boca una vez, dos, en silencio, como una sirena varada.
“—¡Nick! —gritó al fin, con un alarido que resonó contra todas las casas vacías, y cayó a mis brazos.
“Quise matarla.”
Amy Elliot Dunne regresando a su casa en North Carthage
(Rosamund Pike)
Fotograma de Perdida (2014)
      Pero no la mata, pese que ganas, odio y motivos le sobran y a que en un momento está a punto de hacerlo, sino que casi de inmediato y sin oponer resistencia y sin alejarse de su influjo ni de la casa donde coexisten sin amarse ni confiar el uno en el otro, se pliega y somete a la voluntad y a los designios manipuladores de Amy, que siempre se imponen ante lo que pretende y trate de hacer él, negándole el divorcio y coaccionándolo mediante sucesivas amenazas, golpes bajos y trampas.

Según Nick —quien en un pasaje dice admirar la inteligencia de Amy para joderlo y en otro apunta que están hechos el uno para el otro (una encubierta y tenue variante del esquema de la Venus de las Pieles y el esclavo urdido por Leopold von Masoch en el siglo XIX), va a vencer y a liberarse de la maldita y odiosa Amy narrado la verdadera versión de los hechos en un libro que escribe en su laptop y que titula Zorra psicótica (incluso ella, el día de su regreso, desnudos en la bañera y con el ruido del agua corriendo para que posibles micrófonos ocultos no graben su voz, le susurra en la oreja los pormenores del asesinato de Desi Collings). Pero a las “Veinte semanas tras el regreso”, que es el capítulo con que concluye la vertiente que a Nick Dunne le corresponde en la tercera y última parte de la novela, ella le revela que está embarazada. Al oír la noticia, Nick no le cree porque no la ha tocado “desde su regreso” y por ende la arrastra hasta el consultorio de un médico donde confirman el embarazo. Y entonces evoca que cierta vez dejó sobre la mesa el aviso de que su semen, “en algún congelador hospitalario”, iba a ser destruido y colige que ella, semejante a otros casos,” guardó su semen. “Sólo por si acaso.”
Esto signa la derrota y el sometimiento de Nick Dunne. Destruye, coaccionado por ella y el embarazo, el archivo de la Zorra psicótica que terminó ese día y se desmarca de las reuniones que él, con su hermana Margo y con la detective Rhonda Boney, subrepticiamente hacían para hallar alguna prueba que incriminara y desenmascarara a la repugnante Amy, y se entrega, servil y perrunamente, a procurar el embarazo de su esposa, ansioso de que su hijo nazca.
Amy Elliot Dunne en la bañera
(Rosamund Pike)
Fotograma de Perdida (2014)
  Y aquí vale subrayar que Amy Elliot Dunne, la maldita hez de la canalla, es la ganona de la novela y de la teleserie. Ningún periodista de la nutrida jauría que seguía el caso, por cuenta propia o de su medio, desentraña el intríngulis de los mediáticos y escandalosos sucesos. El par de agentes del FBI de Saint Louis, presentes en la declaración que Amy hizo en la comisaría de North Carthage el día de su regreso, nunca dan pie con bola, se quedan en babia, más lelos que un lelo. Jacqueline Collings, pese a que podría costearlo, nunca paga una investigación alternativa y privada que llegue al fondo de la cloaca y desenmascare a la asesina de su hijo único, porque ella, que conocía, convivía y consentía a Desi, sabe que Amy lo mató, pese a que no pueda demostrarlo. Tanner Bolt, el célebre y oneroso abogado de Nick —el “Defensor de los Degenerados” “conocido como el Halcón Consorte”, pues “su especialidad era la de abalanzarse en picada sobre casos bien publicitados para defender a hombres acusados de haber asesinado a sus esposas”—, auxiliado por su mujer, la abogada Betsy Bolt (“una despampanante negra de metro ochenta de alto”), quien tuvo cinco detectives buscando el paradero de Amy, nunca pudo hallarla ni acusarla de ningún delito, pues pretendía demostrar que Amy estaba viva y que su cliente era incriminado por ella. Las indagaciones de la policía de North Carthage, encabezadas por Rhonda Boney y Jim Gilpin, nunca desvelaron a la verdadera delincuente y asesina y sólo siguieron las pistas que Amy les sembró para incriminar a Nick, e incluso, con llamadas anónimas “a la línea de ayuda de Amy Dunne” les reveló tres pistas que incidieron en el erróneo y ridículo rumbo de la investigación: que el chamuscado diario de Amy estaba en la caldera de la solitaria casa en venta donde otrora vivía Bill Dunne, el padre de Nick, entonces recluido, por su senilidad y mal de Alzheimer, en la clínica Comfort Hill; que en el cobertizo de la casa de Margo se escondían costosos objetos comprometedores; y que el bolso de Amy yacía abandonado a la vera del río Mississippi en el poblado de Hannibal, Missouri, el cual tenía las huellas de Nick; no obstante, le dice la detective Rhonda Boney: “la teoría es que el bolso fue depositado intencionalmente en la orilla para asegurarse de que era hallado”.


VII de VII
La vertiente que a Amy Elliot Dunne le corresponde en “Chico recupera chica (o viceversa)”, la tercera y última parte de la novela, inicia con la cínica y colorida reseña que ella hace del maltrato y las deplorables condiciones físicas con que regresa el cuarentavo día de su desaparición; cómo engaña al médico que la revisa con la detective Rhonda Boney al lado y el modo en que la policía hallará el cuerpo desangrado y asesinado de Desi Collings —escena que ella fría y calculadamente urdió, montó y maquilló—; cómo regresó a su casa manejando el Jaguar de Desi; y cómo le miente a los detectives que en la comisaría le toman su declaración. Y concluye el 4 de julio de 2013, un día antes de que nazca su hijo y de que se celebre el primer aniversario de su desaparición. Pero Amy lo narra de un modo no menos amoral, descarado, sardónico, celebratorio, autoapoteósico y megalómano, luego indicarle al lector —sabiendo que ella y Nick no se aman en esa pestífera y patética red e interdependencia— que se pueden leer “más reflexiones” suyas sobre el amor “en Asombrosa. ¡Muy pronto a la venta!”, que es el libro donde ella cuenta las minucias de “su Asombrosa historia” y presunto secuestro. Así que a manera de preludio del bosquejo de su dominio y domesticación de Nick, el esclavo, apunta:
   
Amy Elliot Dunne y Nick Dunne
(Rosamund Pike y Ben Affleck)
Fotograma de Perdida  (2014)
      “Pero primero: la maternidad. La fecha del parto es mañana. Resulta que mañana es nuestro aniversario. Seis años. Hierro. Se me ha ocurrido regalarle a Nick un bonito par de esposas, pero puede que todavía no le parezca divertido. Me resulta muy extraño pensar que hace justo un año estaba desarmando a mi esposo. Ahora casi he terminado de volverlo a armar.

“Nick ha dedicado todas sus horas libres de estos últimos meses a untarme el vientre con aceite de coco, a salir corriendo en busca de pepinillos y a darme masajes en los pies; todas las cosas que los buenos futuros padres deberían hacer. En resumen, a consentirme. Está aprendiendo a amarme de manera incondicional, siempre bajo mis condiciones. Creo que finalmente vamos camino de la felicidad. Al fin lo veo todo claro.
“Estamos en la víspera de convertirnos en la mejor y más deslumbrante familia nuclear del mundo.
“Solo debemos ser capaces de sostenerlo. Nick aún no lo tiene del todo perfeccionado. Esta mañana me estaba acariciando el pelo y preguntándome si podía hacer alguna otra cosa por mí y le he dicho:
“—Caray, Nick, ¿por qué eres tan maravilloso conmigo?
“Se suponía que debía responder: ‘Te lo mereces. Te quiero’.
“Pero ha respondido:
“—Porque me das lástima.
“—¿Por qué?
“—Porque cada mañana tienes que despertarte y ser tú.”
Amy Elliot Dunne
(Rosamund Pike)
Fotograma de Perdida (2014)



Gillian Flynn, Perdida. Traducción del inglés al español de Óscar Palmer. Nota final de Rodrigo Fresán. 1ª edición mexicana en Debolsillo, Random House. México, septiembre de 2014. 476 pp.



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Enlace a un trailer de Perdida (2014), película dirigida por David Fincher, basada en la novela homónima de Gillian Flynn.