Viva en sus retratos
Este era un gato
con su colita de trapo
y sus ojos al revés.
¿Quieres que te lo cuente otra vez?
Este era un gato...
Felizmente, como se sabe, la cantaleta se repite hasta la locura o el hartazgo, variante antologada por Gabriel Zaíd en su Ómnibus de poesía mexicana (Siglo XXI, 1971), donde reunió textos populares y cultos, pergeñados entre el siglo XIV y el siglo XX.
(Siglo XXI, 8va. ed., México, 1980) |
(Montena/CONACULTA, México, 1991) |
(FCE, México, 2004) |
(FCE, México, 2003) |
Pero también hay libros más complejos y elaborados que convocan a niños o adolescentes que ya son lectores cabales e insaciables. Por ejemplo, Jugar con Borges (Dipon/Gato Azul, 2003), de Jaime Poniachik, donde además de una lúdica, supuesta y pedagógica entrevista con el poeta ciego de Buenos Aires, de los anecdóticos visos sobre su vida y obra, implica que el muchachito o la muchachita (e incluso el adulto), al informarse y leer una serie de fragmentos del célebre escritor, juegue a la colaboración con él, a las metáforas, a las rimas, a las adivinanzas, a la consulta del diccionario y demás libros, entre otras paradojas y perplejidades de los resabios de los tiempos cuadernícolas infestados por la irrupción de la web y de los artilugios digitales.
(Dipon/Gato Azul, Colombia, 2003) |
(FCE, México, 2005) |
(FCE, México, 2005) |
(IVEC/CONACULTA, México, 2000) |
Carmen Leñero en la contraportada de su disco compacto La tierra mía (2002), donde en solitario toca la guitarra y canta canciones de origen popular |
(Callis Editora, São Paulo, 2003) |
Autorretrato con mono (1940) Óleo sobre masonite (55 x 43.5 cm) de Frida Kahalo |
Autorretrato con pelo cortado (1940) Óleo sobre tela (40 x 28 cm) de Frida Kahlo |
Las dos Fridas (1939) Óleo sobre tela (173.5 x 173) de Frida Kahlo |
Frida y Diego (1931) Óleo sobre tela (110 x 79 cm) de Frida Kahlo |
El camión (1929) Óleo sobre tela (26 x 55.5 cm) de Frida Kahlo |
Del verano, roja y fría
carcajada
rebanada
de sandía.
Naturaleza muerta "Viva la vida" (1954) Óleo y tierra sobre masonite (52 x 72 cm) de Frida Kahlo |
(UNAM/CONACULTA, México, 1998) |
(CONACULTA, México, 2001) |
José Juan Tablada de niño (a los 2 años y 9 meses) |
(UV/FONAPAS, Xalapa, s/f) |
(Porrúa, 1ra. ed., México, 1972) |
El reverendo Charles Dodgson (Lewis Carroll) en 1857 |
Frida con su osito y un martillo Foto de Guillermo Kahlo |
Después de aterrizar y andar en tal sitio, la niña Frida encuentra a una escuincla “exactamente de su edad”, cuyo rostro el pequeño lector o la pequeña lectora seguramente visualizará idéntico al rostro de la niña Frida, es decir, a todas luces se trata de “la otra Frida”.
El caso es que la niña Frida se aficiona a las visitas que le hace a su “hermana gemela”. Y luego de bailar, de jugar, de cuchichear y “de gozar las piruetas que hacía su amiga como si ella misma las estuviera haciendo, la pequeña Frida volaba de vuelta a su cuarto, cruzaba el llano ya sin esfuerzo y llegaba hasta la puertita que había dibujado en la ventana. Después de atravesarla deslizaba su mano sobre el cristal y la puertita desaparecía. Se iba entonces al último rincón del patio y se sentaba bajo un árbol a reír y gritar de gusto, feliz con su secreto.”
Frida a los cuatro años Foto de Guillermo Kahlo |
“Hoy la vemos viva en sus retratos, que viajan por todo el mundo igual que pájaros fantásticos. Su rostro pensativo está en la memoria de muchas personas. Y todos guardan en su alma esta historia fabulosa pero verídica, como un secreto feliz.”
Frida Kahlo y Diego Rivera |
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