País podrido, infestado de delincuentes
Con traducción del inglés al español de José Luis López Muñoz y Juan Manuel Ibeas e impresa en México en mayo de 2014 por Debolsillo, El sueño eterno (1939) —la primera novela negra del norteamericano Raymond Chandler (1888-1959) protagonizada por el detective privado Philip Marlowe—, incluye una postrera sección “Extra” que compila “los dos relatos pulp, publicados en la revista Black Mask, que Chandler canibalizó” para escribirla: “Asesino bajo la lluvia” (1935) y “El telón” (1936), cuya previa lectura permite observar y comparar las anécdotas, las frases, los nombres y las características de los personajes que el narrador transcribió, reescribió o varió en la trama de El sueño eterno (novela adaptada al cine en una homónima película de 1946 dirigida por Howard Hawks, con guión de William Faulkner y Leigh Brackett, protagonizada por Humphrey Bogart t Lauren Bacall). Pero también permite ver que la delineación de la identidad y personalidad del novelesco y peliculesco Philip Marlowe —detective privado que vive y se mueve en los ámbitos geográficos, sociales, culturales y políticos de un Hollywood y de un Los Ángeles, California, de los años 30 del siglo XX, donde aún son visibles los ecos y vestigios de la corrupción social generada en torno a la Ley Seca (enero 17 de 1920-diciembre 5 de 1933) y a la Gran Depresión (suscitada con la caída de la bolsa el 29 de octubre de 1929)—, Chandler la estaba gestando y acuñando con los detectives privados que protagonizan sus cuentos anteriores a El sueño eterno, cuyas características son muy parecidas o casi idénticas entre sí y a las de Philip Marlowe. En este sentido, el detective sin nombre que protagoniza “Asesino bajo la lluvia” podría llamarse John Dalmas, protagonista del cuento “El jade del mandarín” (1937), puesto que ambos son amigos de Violets M’Gee, “un poli de Homicidios de la oficina del sheriff”, cuyo apodo se debe a que suele “mascar un par de caramelos contra el mal aliento con aroma de violetas”; y el detective Carmady, protagonista de “El telón”, que también lo es en los cuentos “El hombre que amaba a los perros” (1936) y “Busquen a la chica” (1937), los cuales, con “El jade del mandarín”, son “los tres relatos pulp, publicados en las revistas Black Mask y Dime Detective, que Chandler canibalizó para escribir” Adiós, muñeca (1940), su segunda novela, repleta de mordacidad y humor cáustico, protagonizada por el detective privado Philip Marlowe.
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(Debolsillo, México, mayo de 2014) |
Dividida en 32 capítulos, la intriga, el enredo y los sucesos de la trama de El sueño eterno ocurren durante cinco días de mediados de octubre. El detective privado Philip Marlowe, con 33 años de edad, fue investigador de Taggart Wilde, el actual fiscal del distrito de Los Ángeles. Bernie Ohls, su investigador jefe, fue quien puso en contacto a Marlowe con el general Guy Sternwood, un cadavérico y decrépito anciano en silla de ruedas, cuya mansión en West Hollywood desborda indicios de la miliunanochesca fortuna acumulada con la explotación de pozos petroleros, ya inútiles, cuyos abandonados y contaminantes restos no están muy lejos de los límites territoriales de tal residencia.
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Philip Marlowe y Vivian (Humphrey Bogart y Lauren Bacall) Fotograma de El sueño eterno (1946) |
El general Sternwood, pese a su avanzada edad y magra salud, tiene dos hijas veinteañeras y atractivas: Carmen, la menor, bajita, locuaz, viciosa y rubia; y Vivian, alta, de cabello negro, aficionada a la ruleta y casada con Rutsy Reagan, un ex contrabandista de licor durante la Prohibición de origen irlandés, desaparecido a mediados de septiembre (hace un mes), lo cual preocupa e inquieta al general, pues Rutsy había hecho entrañables migas con él y le hacía compañía. No obstante, pese a que el general Sternwood estima a Rutsy Reagan, al principio no contrata a Marlowe para que indague su paradero, sino para que despeje el intríngulis que implica un sobre enviado a él por un tal Arthur Gwynn Geiger, cuya tarjeta anuncia que su negocio son los libros raros y las ediciones de lujo, pero que sin embargo le solicita el pago de tres pagarés, cada uno por mil dólares, firmados por su hija Carmen, dizque por deudas de juego.
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(Contraportada) |
La indagatoria que inicia Philip Marlowe lo lleva, ese primer día marcado por la pertinaz lluvia, a la librería de Geiger en Hollywood Boulevard y no tarda en descubrir que es un escaparte, “a plena luz de día”, cuyo verdadero negocio es la renta prohibida y clandestina de libros pornográficos. Resguardado en su deportivo y con su proclividad al trago de whisky, Marlowe observa la llegada de Geiger en un “cupé color crema”. Y cuando sale de la librería y de nuevo aborda el cupé, lo sigue hasta su casa en Laverne Terrace, “una calle muy empinada que salía del Laurel Canyon Boulevard”. Sigiloso, con sus tragos de whisky y encapsulado en su auto, Marlowe observa y espera no muy lejos de tal casa. Pasadas las seis de la tarde, ve que llega un coche y que de él sale una mujer, “pequeña y esbelta”, con “un sombrero de ala ancha y un impermeable transparente”; toca el timbre y entra en la casa. Marlowe sale de su carro y con su linterna observa que es “un Packard descapotable, granate o marrón oscuro”, cuyo permiso de circulación indica que pertenece a Carmen Sternwood. “A las siete y veinte un único fogonazo de violenta luz blanca salió de casa de Geiger como un relámpago veraniego” y luego “resonó un grito agudo, tintineante, que se perdió entre los árboles empapados por la lluvia”. En el instante en que Marlowe está a punto de tocar el llamador de la puerta, estallan “en la casa tres disparos. Se oyó después algo que podría haber sido un largo suspiro áspero y, a continuación, el golpe poco preciso de un objeto blando al caer. Finalmente pasos rápidos dentro de la casa; pasos que se alejaban” y que enseguida salen corriendo por la puerta trasera, bajan la escalera y se oye el ruido de un coche que arranca y se distancia a toda máquina.
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Raymond Chandler (Chicago, julio 22 de 1888-La Joya, California, marzo 26 de 1959) |
Luego de que Marlowe logra entrar en la casa por una ventana cuyo cristal quiebra, observa los detalles de la escena del crimen. El cuerpo asesinado de Geiger, con un ojo de cristal y su “bigote estilo Charlie Chan” (popular detective chino creado en 1925 por Earl Derr Biggers), al pie de una especie de tótem que oculta una cámara fotográfica recién disparada con la “bombilla de flash ennegrecida” a un lado y de la cual fue extraído el bastidor con el negativo de cristal. La causa: el objetivo de la cámara apunta a un sillón de madera donde está sentada Carmen Sternwood, desnuda y semiinconsciente, debido al consumo de éter, al parecer mezclado con láudano. Marlowe examina la casa y en el escritorio halla una “una libreta encuadernada en piel azul con un índice y muchas cosas escritas en clave”, cuya “letra inclinada era la misma de la nota enviada al general Sternwood”. Marlowe se la guarda; viste a Carmen, que ignora lo que ocurre, y en el Packard de ella la lleva a su residencia en West Hollywood, donde la deja sin que el general se entere. Luego regresa a la casa de Geiger caminando bajo la lluvia más de media hora y descubre que el cadáver ha desparecido, junto a “un par de tiras de seda bordada” que había en la pared. Ya en su departamento en el edificio Hobart Arms, antes de dormir y sumergirse en pesadillescos sueños, bebe ponches calientes mezclados con whisky, mientras trata de descifrar las claves de la libreta de Geiger, pero sólo saca en claro que es “una lista de nombres y direcciones, clientes suyos probablemente.” Que “Había más de cuatrocientos.” Y que “Eso lo convertía en un tinglado muy productivo, sin mencionar las posibilidades del chantaje, que probablemente existían.”
A la mañana siguiente, tras ingerir café mientras hojea y ve que en los periódicos no se dice nada del asesinato de Geiger, recibe una llamada telefónica de Bernie Ohls, quien le informa que en el “muelle pesquero de Lido” (a unos 50 kilómetros desde el Palacio de Justicia de Los Ángeles) sacaron de las aguas “un bonito Buick sedán muy nuevo” que pertenece a la familia del general Sternwood y dentro está el cadáver de un joven. Ya allí, Bernie Ohls y Philip Marlowe observan que es el chofer de los Sternwood, un tal Owen Taylor (al parecer “le dieron con una cachiporra en la cabeza” antes de morir), quien hace un año tuvo un amorío con Carmen al fugarse a Yuma con ella (“una infracción de la ley Mann”), pero Vivian los trajo de regreso y lo hizo encerrar por la policía, para que casi enseguida lo soltaran y siguiera trabajando con ellos e incluso vivía encima del garaje de la residencia de los Sternwood.
El caso es que Philip Marlowe, al investigar el entorno de Geiger con visos de recuperar la placa fotográfica de Carmen desnuda y sin decirle nada a Bernie Ohls del asesinato y desaparición del cadáver de Geiger, primero descubre que Joe o Joseph Brody (a quien el general Sternwood otrora pagó cinco mil dólares para que dejara en paz a su hija Carmen) ha trasladado, en una camioneta, los libros pornográficos de Geiger a su departamento ubicado en el cuarto piso de un edificio. Luego regresa a la casa de Geiger, donde casualmente coincide con Carmen en busca de su reproducible y comprometedora imagen; y poco después a ambos los sorprende la súbita llegada de Eddie Mars, el cual abre la puerta con su propia llave y dice ser el propietario de la casa. El tal Eddie Mars es un mafioso atildado con la fina elegancia de un gánster de película, que fue contrabandista durante la Prohibición y ahora es dueño de un antro nocturno a las afueras donde se juega a la ruleta. Llega con dos matones apostados en su coche; y quien a lo largo de los entresijos y giros de la novela se va revelando como la más pestilente hez de la canalla, cuyos sucios visos y red de corrupción policíaca y política en ese momento empieza a entreverse cuando Philip Marlowe le receta a quema ropa la negra famita que lo precede: “Le conozco, señor Mars. El club Cypress en Las Olindas. Juego llamativo para personas ostentosas [de hecho ahí se apuesta fuerte y los comensales visten de etiqueta]. Tiene a la policía local en el bolsillo y una comunicación con Los Ángeles que funciona como la seda. En pocas palabras, protección. Geiger estaba metido en un tinglado en el que también se necesita. Quizá le echaba usted una mano de cuando en cuando, dado que era su inquilino.”
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Vivian y Philip Marlowe (Lauren Bacall y Humphrey Bogart) Fotograma de El sueño eterno (1946) |
Vale subrayar que la serie de asesinatos, intentos de homicidios, chantajes y extorsiones en ciernes en los que Philip Marlowe se ve envuelto durante esos cinco días de octubre en los que trabaja para el general Guy Sternwood, si bien son crímenes de orden común (incluido el oscuro trasfondo consanguíneo y psicótico que implica el misterio de la desaparición del ex contrabandista Rutsy Reagan), lo que descuella es la corrupción social, policíaca, política y periodística que hace posible y permisible que el nombre de personas adineras e influyentes, como son el general Sternwood y sus hijas, no salgan a luz pública, y que gracias a los tejemanejes y complicidades del fiscal del distrito de Los Ángeles y de la policía de Hollywood, en la prensa se ventilen historias que ocultan y tergiversan el meollo de lo que ocurre, y que el mafioso Eddie Mars pueda moverse y capitalizarse airoso, impune y aparentemente con las manos limpias, y que sucios y jugosos negocios como su antro de juego y el de los libros pornográficos de Geiger se orquesten con la anuencia, el apoyo y la protección del poder y de las fuerzas orden, dispuestas a ocultar, a hacerse de la vista gorda y a no investigar un crimen o una serie de actos delictivos.
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Raymond Chandler |
Philip Marlowe, por su parte, pese a que al cadavérico general Guy Sternwood le declara: “No soy Sherlock Holmes ni Philo Vance” (detectives creados el primero en 1887 por Arthur Conan Doyle y el segundo en 1920 por S.S. Van Dine, seudónimo de Willard Huntington Wright), tiene su propio código de honor detectivesco y una romántica integridad moral alejada de ambiciones pecuniarias. Pese a ser un solitario, resulta galán e irresistible ante las féminas. Aunado a su continua mordacidad y lúdica socarronería, se mueve con astucia y agilidad pugilística a la hora de empuñar los puños o el revólver y no duda en exponerse en medio del peligro y en jugarse la vida y, como todo un héroe a la agente 007 (el detective y espía internacional creado en 1952 por Ian Fleming), se sale con la suya, no obstante los golpes y porrazos. Planea o improvisa sus estrategias defensivas y el modo y el rumbo de sus indagaciones. Y ante todo posee el olfato y la suspicacia e intuición de un sabueso rastreador, y la consubstancial virtud de un detective que ata cabos y lee los indicios visibles e invisibles, y que al raciocinar en voz alta sus hipótesis y conjeturas arma y desarma el mecanismo y las pulsiones ocultas de un crimen o de una serie de crímenes.
Raymond Chandler, El sueño eterno. Seguida de los cuentos “Asesino bajo la lluvia” y “El telón”. Traducción del inglés al español de José Luis López Muñoz y Juan Manuel Ibeas. Serie Contemporánea, Debolsillo/Random House. México, mayo de 2014. 368 pp.
TESTIMONIO SOBRE cómo conseguí un préstamo para construir mi hospital milagrosamente de MRS. HELENA THOMAS Loan Company (mrshelenacharityhome@hotmail.com)
ResponderEliminarHola a todos, soy Maribian Méndez. una madre de 7 hijos maduros de México, me gustaría compartir este gran testimonio de cómo conseguí mi préstamo de la señora Helena Thomas Loan Company cuando quise construir mi propio hospital y Guarderías, ha Después estafado por varias compañías en línea y se les ha negado un préstamo de mi banco y alguna otra cooperativa de crédito que he visitado. mi estado financiero era realmente malo, yo estaba sola en la calle. Hasta que un día me vergonzosamente entré a un compañero de la escuela vieja que me presentó a la señora Helena Loan Company Al principio le dije que yo no estoy dispuesto a correr ningún riesgo de solicitar un préstamo en línea de más, pero ella me aseguró que voy a recibir mi préstamo de ellos. En un segundo pensamiento, debido a mi falta de vivienda que tomé un juicio y solicité el préstamo, por suerte para mí que recibí un préstamo de $ 900,000.000 dólares de {mrshelenacharityhome@hotmail.com} Soy alegre me arriesgué y solicité el préstamo. mis hijos se les ha dado la espalda a mí y ahora soy dueño de una casa y un negocio propio.
Todo gratitud a MRS HELENA THOMAS Loan Company para dar un sentido a mi vida cuando yo había perdido toda esperanza.
Mrs Maribian Méndez.
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Mrs Maribian Méndez.
Descubrí a Chandler hace unos años, después de ver la película de Bogart, y la verdad es que me sorprendió. El libro es —como casi siempre— más rico en matices, y la trama se revela de las más enrevesadas que haya existido nunca. Tal es así que los propios guionistas del film enviaron un telegrama al autor para preguntarle sobre una muerte, y Chandler les dijo que él tampoco sabía lo que le preguntaban, así de extraña resulta la sucesión de acontecimientos. Dicho esto, considero al autor un maestro en el arte de atrapar al lector en una historia con truculentos matices para la época en la que había sido escrita. Marlowe es un detective creíble, honesto y con sus propias reglas, que pueden chocar con la legalidad. Aun así, la historia se lee con facilidad, ansiando que cada acontecimiento nos lleve al siguiente, hasta llegar al final, en el que no todos los interrogantes son revelados. Un clásico del género. Recomendable. Salu2.
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